Gallega de nacimiento, catalana de adopción, perica de corazón.
Carta de despedida de Anaïr Lomba ‘Lombi’:
He logrado evitar tantas veces este momento que llegué a pensar que al final lo conseguiría, pero en mi batalla permanente contra mi rodilla ha ganado ella.
Hace unas semanas, en un entrenamiento, me rompí el cartílago y el poco menisco que me quedaba en la rodilla. ¿Quién me lo iba a decir? Después de tantas luchas contra mi cruzado no sería él quien me retirara.
Hace ya muchos años que mis rodillas no están bien, que mis días se pasan entre medicamentos para poder entrenar y pinchazos para aliviar un dolor que nunca se ha ido del todo. He llegado a acostumbrarme a desayunar pastillas y a vivir con dolor, aunque últimamente no era capaz de caminar al día siguiente de los partidos y no conseguía estar bien para poder realizar un entrenamiento hasta que casi se acercaba el partido siguiente. Esto me hacía pensar que el final estaba cerca, pero no me imaginaba que sería así, no imaginaba que no sería en el campo con mis compañeras, luchando por un ascenso que me obsesionaba desde hace medio año.
Me tengo que ir y lo tengo que hacer con una herida abierta que me ha robado lágrimas y horas de sueño como nadie se puede imaginar. Me tengo que ir con una herida abierta que le pido a mis compañeras que me ayuden a cerrar.
Es verdad que no se acaba cómo ni cuando me gustaría, pero lo que no puedo negar es que se acaba donde me gustaría y dónde yo sabía que se tenía que acabar. Hace 8 años que me enamoré del Espanyol, como nunca lo había hecho, como nunca lo había entendido. Esto no es mérito mío, a mi el Espanyol me lo inyectaron en vena. Yo también tuve mi «de padres a hijos», aunque no fuera desde la cuna. Mi familia perica, la familia Rabal, me enseñó cómo se defendía esta camiseta y cómo se sentía este escudo. Desde ese momento yo, lo único que he intentado siempre, ha sido defenderlo como lo harían ellos en el campo, como lo hacen y hacéis todos vosotros, pericos, desde la grada. Ese ha sido mi único mérito, ser una de vosotros.
Es cierto que el camino comenzó mucho antes, y por eso mismo quiero dar las gracias a mis padres y a mi hermano, por entender y apoyar a una niña que quería jugar al fútbol a toda costa. Una niña de La Guardia, un pueblo de Galicia, que quería ser futbolista profesional y que se retira justo cuando parece que el sueño es real. No es fácil dejar salir a tu hija de casa con 13 años para que juegue al fútbol, no es fácil ahora, imaginaros hace 20 años. Ellos lo dejaron todo y se vinieron a Barcelona conmigo. No se lo digo y no se lo demuestro nunca, pero les quiero y les debo todo lo que tengo.
A mi pareja, por entender que tenía que sacrificar tiempo juntos para disfrutar del balón. Hay que ser muy valiente para hacer feliz a una persona que en su última etapa te regala un descenso, dos retiradas e innumerables lesiones. Tu sonrisa me ha dado fuerza cuando ya no me quedaba, tú me has hecho mejor. Ahora os toca a ti y a Bolt aguantarme, algo que no es tarea fácil. Pero estoy seguro que ese partido valdrá la pena. Te quiero.
Desde Nito, que fue el primero que creyó en mi, a Rubén, que ha sido el último, pasando por Ferrón, que me trajo de regreso a casa. Gracias a todos los entrenadores que he tenido, todo lo que soy ahora es una mezcla de todos vosotros.
Gracias a todos los clubes que he tenido la suerte de defender, haciendo especial mención al Valencia, por regalarme momentos y personas que me han la vida más fácil.
A mis compañeras, a todas, siento haber sido la pesada que siempre os pedía más, siempre he querido mejorar. Pero si lo he hecho es porque sabía que podíais, que podíamos ser mejores.
Imágenes originales de Juanfra Galindo para «Ellas Son Fútbol»